Se durmió soñando que él también podía volar, no era algo puntual, la aventura, los aviones y el cielo eran sus pasiones. Allá, en alguna zona de su cerebro quedaban esos resquicios de adolescente, la suavidad de las ondas y la mecedora de la luz de la luna propiciaron el momento.
Esos juegos suponían la viveza y la actividad de la noche. Al abrir sus ojos, solo pudo ver el gris de esa pared, donde su desnudez no le dejaba indiferente.
Miren E. Palacios
Bilbao, 29 de Noviembre del 2013
Esos juegos suponían la viveza y la actividad de la noche. Al abrir sus ojos, solo pudo ver el gris de esa pared, donde su desnudez no le dejaba indiferente.
Miren E. Palacios
Bilbao, 29 de Noviembre del 2013
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