Y castiga sin postre al gigante después de comprobar que no había obedecido las órdenes de aquellos que gobernaban en aquel país, donde los diminutos eran minoría, pero debido a la fuerza mental que poseían se habían hecho imprescindibles, hasta el extremo de que cuando tomaban una decisión era inamovible.
Realmente en aquel mundo se habían invertido los números.
Miren E. Palacios
Bilbao a, 4 de Febrero del 2012
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