A la cola, como todo el mundo, le respondió Javier a una señora, que pretendía entrar al autobús antes que nadie.
Cada mañana, cuando se dirigía a su trabajo vivía situaciones que luego no olvidaría, siempre diferentes y llenas de emoción. Le gustaba caminar hasta la misma esquina, donde las flores adornaban la cornisa de ese puesto, el olor le hacía recordar que podría llegar tarde y era entonces cuando se apresuraba a ese lugar, donde los empujones y el adelantamiento estaban asegurados.
Cada mañana, cuando se dirigía a su trabajo vivía situaciones que luego no olvidaría, siempre diferentes y llenas de emoción. Le gustaba caminar hasta la misma esquina, donde las flores adornaban la cornisa de ese puesto, el olor le hacía recordar que podría llegar tarde y era entonces cuando se apresuraba a ese lugar, donde los empujones y el adelantamiento estaban asegurados.
Miren E. Palacios
Bilbao, 1 de Noviembre de 2012
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