Un test para detectar cambios producidos en el ojo, podría diagnosticar el Parkinson antes de que sus síntomas se desarrollen.
Los resultados del estudio realizado por científicos de la universidad británica University College London (UCL), supondrían una técnica barata y no invasiva para detectar la enfermedad.
El Parkinson afecta actualmente a una de cada 500 personas y es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común del mundo.
En sus investigaciones, los expertos experimentaron con ratas y comprobaron que se apreciaban cambios en la parte posterior del ojo antes de que se manifestaran síntomas visibles del trastorno.
Según la responsable del estudio, ese hallazgo supone "un avance potencialmente revolucionario en el diagnóstico y tratamiento temprano de una de las enfermedades más debilitantes del mundo".
Estas pruebas implican que podríamos ser capaces de intervenir antes y de forma más efectiva para tratar a las personas que sufren esta condición devastadora.
Entre los síntomas que presenta este trastorno figuran los temblores en las manos, brazos, piernas y mandíbula, la rigidez muscular, lentitud de movimientos y dificultades de coordinación y equilibrio, lo que lleva a una reducción progresiva en la calidad de vida del enfermo.
Actualmente no existe ningún escáner cerebral o análisis de sangre que pueda llevar a un diagnóstico definitivo para la enfermedad de Parkinson.
La investigación se encuentra en sus inicios y aún ha de ser probada en enfermos de Parkinson, un test sencillo y no invasivo -como un test de ojos- podría constituir un significativo avance en la búsqueda de tratamientos que puedan erradicar las causas subyacentes" de la dolencia, "en lugar de enmascarar sus síntomas.
Los resultados del estudio realizado por científicos de la universidad británica University College London (UCL), supondrían una técnica barata y no invasiva para detectar la enfermedad.
El Parkinson afecta actualmente a una de cada 500 personas y es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común del mundo.
En sus investigaciones, los expertos experimentaron con ratas y comprobaron que se apreciaban cambios en la parte posterior del ojo antes de que se manifestaran síntomas visibles del trastorno.
Según la responsable del estudio, ese hallazgo supone "un avance potencialmente revolucionario en el diagnóstico y tratamiento temprano de una de las enfermedades más debilitantes del mundo".
Estas pruebas implican que podríamos ser capaces de intervenir antes y de forma más efectiva para tratar a las personas que sufren esta condición devastadora.
Entre los síntomas que presenta este trastorno figuran los temblores en las manos, brazos, piernas y mandíbula, la rigidez muscular, lentitud de movimientos y dificultades de coordinación y equilibrio, lo que lleva a una reducción progresiva en la calidad de vida del enfermo.
Actualmente no existe ningún escáner cerebral o análisis de sangre que pueda llevar a un diagnóstico definitivo para la enfermedad de Parkinson.
La investigación se encuentra en sus inicios y aún ha de ser probada en enfermos de Parkinson, un test sencillo y no invasivo -como un test de ojos- podría constituir un significativo avance en la búsqueda de tratamientos que puedan erradicar las causas subyacentes" de la dolencia, "en lugar de enmascarar sus síntomas.
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