—Joderme —repite Micky saboreando la palabra. No es la primera vez que se expresaba de ese modo despectivo ante la indiferencia de aquella que algún día fue su esposa, le temía y bastaba con oír su voz para que temblara como si una tormenta de granizo cubriera su cuerpo.
Miren E. PalaciosBilbao a, 28 de Enero de 2012
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