Consumir una ración de sardinas aporta aproximadamente 280 kilocalorías. Una alternativa para las noches de verano, este sabroso pescado azul es una gran fuente de proteínas y muy rico en ácidos grasos Omega-3, beneficiosos para reducir los niveles de colesterol y triglicéridos y también para prevenir enfermedades de tipo cardiovascular.
Con una carga importante de vitamina D y de calcio, que obtendremos al consumir las espinas, las sardinas son perfectas para las mujeres en menopausia y las personas que padecen osteoporosis. Además, este pescado es rico en vitamina A o retinol, que contribuye a la formación y mantenimiento de mucosas, dientes y tejidos y aporta grandes beneficios a la salud de los ojos y de la piel.
Consumir sardinas nos aporta potasio, hierro, zinc y yodo, siendo este último mineral fundamental para prevenir problemas de tiroides.
Tan sólo aquellas personas que tienen el ácido úrico elevado y sufren de gota o cálculos renales, deben moderar el consumo de sardinas por su elevado contenido en purinas.
Con una carga importante de vitamina D y de calcio, que obtendremos al consumir las espinas, las sardinas son perfectas para las mujeres en menopausia y las personas que padecen osteoporosis. Además, este pescado es rico en vitamina A o retinol, que contribuye a la formación y mantenimiento de mucosas, dientes y tejidos y aporta grandes beneficios a la salud de los ojos y de la piel.
Consumir sardinas nos aporta potasio, hierro, zinc y yodo, siendo este último mineral fundamental para prevenir problemas de tiroides.
Tan sólo aquellas personas que tienen el ácido úrico elevado y sufren de gota o cálculos renales, deben moderar el consumo de sardinas por su elevado contenido en purinas.
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