Es importante recordar que en verano aumente la transpiración.
Este es un mecanismo natural del organismo para protegerse de los aumentos de temperatura ya que por medio de la sudoración logramos disminuir la temperatura corporal.
Esta sudoración hace que se pierda mucha agua y electrolitos a través de la piel, si es excesiva y no se reponen líquidos y sales puede llegarse a un estado de deshidratación.
Esta deshidratación es especialmente peligrosa en niños, ancianos y personas con patologías crónicas.
Podemos prevenirla tomando agua periódicamente aun no tiendo sed, muy importante en los mayores y en los niños.
De vez en cuando se debe alternar con el agua y bebidas isotónicas o zumos naturales.
No se debe realizar ejercicio excesivo que te obligue a sudar mucho.
Lo ideal es mantenerse en lugares sombreados y frescos.
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