Todos apretujados en aquel enorme congelador, una sorpresa para Amaia que al final pudo comprobar como había quedado la obra que realizo Pablo; le supuso demasiado esfuerzo introducir su fantasía en el mundo real. Al cabo de una semana el cuadro de grandes dimensiones, colores vivos y líneas desiguales quedo instalado en una galería de Nueva York, una completa exposición vanguardista de reconocido prestigio.
En esta ocasión toda la crítica coincidió en que el creador era un genio.
Miren E. Palacios
Guardamar del Segura, 16 de Abril del 2011
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