Hasta chocarse contra una pila de maderos no paró, aquel día José había bebido demasiado.
No fue capaz de visualizar a tiempo el gran obstáculo que tenía delante, tampoco se le pudo avisar, caminaba dando baldazos y gritos. Jamás antes había celebrado con alcohol sus triunfos, pero en esa ocasión no paró de mezclar bebidas y cantar.
Era como si algo o alguien le hubiera poseído.
Miren E. Palacios VillanuevaGuardamar del Segura a, 21 de Septiembre de 2012
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