Las hortalizas y verduras frescas son alimentos que contribuyen a hidratar nuestro organismo por su alto contenido de agua, además de ser nutritivas y saludables. Son ricas en vitaminas, minerales, fibra y, en menor medida, en almidón y azúcares, hecho que explica su bajo aporte calórico. Pero no se puede olvidar la fuente indiscutible de sustancias de acción antioxidante. Por todo ello, se consideran fundamentales para la salud e indispensables dentro del concepto de dieta equilibrada, cuyo modelo más representativo es la dieta mediterránea.
Debemos comer una dieta mediterránea, basada sobre todo en el consumo de vegetales, contribuye a reducir el riesgo de las enfermedades, cardiovasculares, degenerativas y el cáncer.
Sin embargo, a pesar de que nuestro país tiene un potencial productivo privilegiado y a pesar del aumento en el consumo experimentado en los últimos años de hortalizas frescas y de los conocimientos actuales que demuestran el papel beneficioso de la dieta en la salud, se sabe que no se toman en cantidad suficiente estos alimentos.
Pronto entrara el otoño y recobraremos multitud de verduras: endibias, alcachofa, apio, calabacín, coliflor, espinacas, calabazas, lombarda, pimientos rojos, repollo. Y los membrillos, chirimoyas, etcétera.
Aprovechemos lo que nos da la tierra.
Sin embargo, a pesar de que nuestro país tiene un potencial productivo privilegiado y a pesar del aumento en el consumo experimentado en los últimos años de hortalizas frescas y de los conocimientos actuales que demuestran el papel beneficioso de la dieta en la salud, se sabe que no se toman en cantidad suficiente estos alimentos.
Pronto entrara el otoño y recobraremos multitud de verduras: endibias, alcachofa, apio, calabacín, coliflor, espinacas, calabazas, lombarda, pimientos rojos, repollo. Y los membrillos, chirimoyas, etcétera.
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