jueves, 10 de diciembre de 2015

¿Es bueno aburrirse?

A la vista de varios datos, podríamos decir que Sí. 
La gran oferta de ocio, entretenimiento que se tiene en la sociedad actual puede estar creando una sociedad muy aburrida, como jamás ha sido. No obstante, si se sabe utilizar, los expertos opinan que puede ser un impulso para la creatividad.
¿Pero desde cuando sucede esto?  Algunos historiadores lo sitúan en la sociedad moderna, e incluso sugieren que el término aparece por primera vez en la novela de Dickens Casa desolada (1853). Pero el aburrimiento es sin duda anterior, y ha sido definido con otras palabras, como tedio, hastío o acedia. Cuán anterior es difícil precisarlo.
Existen cosas interesantes al respecto, algunos ejemplos, autores tan diversos como Kierkegaard, Alberto Moravia, Immanuel Kant y Robert Nisbet afirmaron, cada uno a su manera, que Adán y Eva dejaron de aburrirse cuando Dios los expulsó del Paraíso Terrenal, porque ¿qué hay más aburrido que un lugar donde todas las preguntas, inquietudes y necesidades están ya resueltas y el futuro se ve como un horizonte infinito de monótona felicidad? Desde el momento en que tuvieron que preocuparse por algo tan esencial como sobrevivir, el tedio desapareció, desplazado por las necesidades más urgentes.
Según ese planteamiento y algo más ajustado a la evidencia científica podríamos pensar qué los primeros homínidos también desconocían el aburrimiento, demasiado ocupados en alimentarse, protegerse y defenderse.
Otros antropólogos más recientemente han opinado también sobre el tedio, el hastío o aburrimiento. Las noches del Homo antecessor , debían de ser terriblemente largas y aburridas, al menos hasta que se descubrió el fuego, eso les permitió otro tipo de vida y reforzó los grupos, estimulo la enseñanza  el aprendizaje. 
Y algo sorprendente y muy actual, la antropóloga australiana Yasmine Musharbash dedico tres años de su vida junto a miembros de la etnia  australiana warlpiri, una etnia algo alejada del estilo de vida del siglo XXI y concluyó que se aburrían en grupo puesto que raramente están solos. 
Lo mejor de todo ello es que el tedio parece haber sido una amenaza que ha pendido sobre la humanidad casi desde el principio. Lo que ha ocurrido es que durante siglos careció de nombre, quizá porque, como señala Lench en su estudio, “definir el aburrimiento es una tarea difícil, en parte porque no está claro por qué la gente lo experimenta”.
Mi humilde opinión: No será que hay gente para todo, algunos aburridos aun estando con otra gente y otros que saben divertirse, incluso solos o en compañía. 
Complejidades de la humanidad y de la sociedad más allá de los tiempos. 

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