domingo, 14 de noviembre de 2010

Unos días de permiso

Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas porque aquel día no le vino bien llevarlas, era media noche y se preparo con sus mejores ropas para salir a tomar unas copas. Estaba de permiso y quiso hacer como si ya dispusiera de total libertad, se coloco en su lugar unas que eran de tonos plateados, pero no se percato que a tan solo unos metros cerca del portal de su casa y en la calle, ya se habían acercado dos policías.
Él unos minutos antes estaba tranquilo, solo pensaba que sus amigos le vendrían a buscar para ir todos juntos a la discoteca.
Miren E. Palacios
Bilbao, a 8 de Noviembre del 2010.