Sentía un amargor extraño, mis pies me llevaron a la sala donde Daniel estaba finalizando una autopsia, no era la primera vez que repasaba anatomía esperándole en ese lugar donde el silencio habla y las paredes callan.
Una sensación interna recorrió mi cuerpo indicándome que las entrañas rugen, en mi corazón una punzada, una llama toco mi alma, entonces emití un grito: ¿nos vamos ya…..?
De pronto sonó el teléfono, ring, ring, eran los latidos de esperanza recordarnos que la hora existe, que la vida es corta y no vale para vivirla cualquier disfraz.
Miren E. Palacios Una sensación interna recorrió mi cuerpo indicándome que las entrañas rugen, en mi corazón una punzada, una llama toco mi alma, entonces emití un grito: ¿nos vamos ya…..?
De pronto sonó el teléfono, ring, ring, eran los latidos de esperanza recordarnos que la hora existe, que la vida es corta y no vale para vivirla cualquier disfraz.
Bilbao a, 1 de Septiembre del 2011
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