Al andar por la calle el tobillo se mueve de forma libre, y si el pie nota alguna molestia puede cambiar el punto de apoyo sin ninguna dificultad.
Al esquiar el cambio de punto de apoyo no se puede realizar porque las botas mantiene nuestros pies y tobillos de manera que no hay posibilidad de modificar la posición por lo que se corre el riesgo de sufrir un problema en la rodilla. Además con las botas al ser mas duras, el centro de gravedad se queda en la parte del antepíe.
En cuanto al equipamiento, cada tipo de pie necesita una anchura de bota distinta por lo que es importantísimo estar seguros que el calzado no molesta.
Hay que tener en cuenta que si la persona necesita soportes plantares en su día a día, también los necesitara para esquiar por lo que en ocasiones, es necesario una plantilla especial, adaptada a la bota del esquí.
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