Nadie, en varios kilómetros a la redonda, sabría decir su nombre, ¿acaso se olvidan de que allí sucedió lo inevitable?, por eso y por todo pudiera ser que las pequeñas criaturas que merodeaban por el bosque no lograran alcanzar su objetivo, saltaban de forma arrítmica y a veces gritaban palabras incompresibles dado que la vocalización no era del todo correcta; después de darse una vuelta retomaron su camino en dirección a esa luz penetrante y difusa, lejana pero intensa, con paso rápido subieron a su nave y se difuminaron como si explotara una burbuja en el aire.
Miren E. Palacios
Bilbao a 8 de enero 2011
Miren E. Palacios
Bilbao a 8 de enero 2011
2 comentarios:
Creo que tus relatos mejoran día a día, gracias por exponerlos, un saludo desde Madrid. Raúl
Gracias a ti por tu comentario, un saludo.
Miren
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