La mujer de la foto sonreía mirando fijamente al paisaje, con la expresión relajada, pensativa, su mirada limpia, se la veia feliz como cuando en ocasiones te acercabas a mí, ibas y volvias, junto a la fuente de ese jardín donde cada primavera lucias tu rubia melena, que favorecia a tus ojos claros, allí donde tu viejo amigo acostumbraba a relatar sus largos viajes, con pasión, con toda serie de detalles y entre tantas experiencias acababais tomando una limonada.
Miren E. Palacios
Bilbao, a 7 de Mayo del 2010
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