Mirando desde el jardín cercano a mi casa en una tarde algo lluviosa, destemplada, hacia el lateral del cristal de la ventana del domicilio de mi vecina y amiga la Sra. Celia, pude observar como con sus pequeñas y ya cansadas manos tocaba con mucho mimo ,irradiaba ternura por cada poro de su piel, algo muy pequeñito, miraba fijamente hacia una altura que me impedía saber qué era eso tan sublime; si que pude captar una leve sonrisa, su rostro reflejaba felicidad y sorpresa, era tal el entusiasmo que despertó mi curiosidad.
Al cabo de dos días pude comprobar que, sucedía lo mismo, casi a la misma hora y en el mismo lugar, el día estaba más luminoso, la tarde era tranquila y se podía pasear por ese jardín que estaba señalando los primeros síntomas de la primavera, esas manitas tocaban algo especial , no podía captar que era, lo que si pude sentir es que le hacía ser y estar bien, una persona mayor como ella, el sentirse ocupada y valida era fundamental, ella demostraba tener al menos una ocupación pero estaba convencida que tendría más…Pasados unos días mi curiosidad me llevo hacia la Sra. Celia, no podía evitar acercarme a esa mujer de 80 años tan vital y llena de vida, le pregunte, ¿Celia qué tocabas con tanto interés cerca de la ventana?, ¿por qué andabas con tanto cuidado con las manos en algo tan pequeño?, respondió: ¿por qué me dices eso? ,entonces le explique que la había visto mirando desde el jardín cercano a mi casa, veía el lateral del cristal de su ventana, pero no lograba ver lo que realmente era, le explique lo que sucedio y ella para mi asombro me respondió, joven , estaba cuidando un esqueje que encontré en la calle cuando paseaba con dificultad por mi problema, ya sabes ,”artrosis, osteoporosis, cosas de la edad “ ,pero no dejo de salir, me dijeron en el jardín que era una planta y daba unas flores preciosas , pero necesitaba muchos cuidados, era minúscula y temi que no viviera por eso la echo con mucho cuidado el agua.
Un día, ya hace tiempo, cuando fui a ponerme una inyección al Centro de Salud vi como la enfermera utilizaba uan jeringuilla y una aguja, ¡ no sentí nada!, pero nada, ¿sabes?, le respondí sorprendida, que no encontraba relación lo uno con lo otro y una vez más aprendí que todo tenia significado tratándose de mayores, todo , todo tenia un por que, porque me contesto que le pidio una jeringa y una aguja ya que a veces ella necesitaba cuidar con mucho tacto y cariño a esos pequeños esquejes que encontraba casi “mal heridos en la calle”, el agua la dejaba caer suavemente y casi con una esmerada programación de goteo, puesto que solo sacaba un par de minúsculos hilos que casi ni se notaban; suficiente para que ese esqueje tuviera ya casi un brote, por eso su sonrisa, ¡ era tan pequeño que...!
En su pequeña ventana la Sra. Celia se sentia dichosa, el tiempo lo dedicaba a una ocupación que de siempre fue uno de sus hobbies, las plantas, una vez más sacaba adelante a un ser vivo que para ella suponia un todo. Eran su compañía y también su alegría porque se sentia satisfecha con el cuidar cuidándose, que fácil a veces era sentirse útil y mirar desde el jardín cercano a mi casa en una tarde algo lluviosa.
Miren E. Palacios
Bilbao, 3 de Marzo 2010
1 comentario:
Este blog tiene una razon de ser, me encanta cuidar cuidando y por eso mi primer escrito va a modo de introducción en esa dirección, espero que guie mis pasos...............
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