Desde hace mucho tiempo el vino está considerado como un elemento de base en la nutrición humana. Lo que escribió Olivier de Serres en 1600, en su Theatre de 1'Agricultura resume una opinión general que el tiempo se ha encargado de confirmar: "Después del pan, viene el vino”
1000 años antes de nuestra era ya se admitía que el vino era un alimento de primera necesidad, tan indispensable como el pan: "Ve come alegremente tu pan y bebe con gusto tu vino".
Valor alimenticio del vino
El vino contiene casi 900 gramos de agua por litro. Pero la riqueza de los elementos que lo integran hace de él, en realidad, un verdadero alimento líquido de incomparables virtudes. Y de ahí hay que confesar además que si los métodos analíticos modernos y perfeccionados permiten separar y dosificar los componentes del vino, ellos no nos revelan y acaso nunca puedan hacerlo, la parte del milagro y de misterio que da al vino todo su valor de alimento simbólico y sagrado. El bienestar, la euforia que invade cuerpo y alma cuando degustamos un buen vino, no pueden traducirse en miligramos de tal o cual elemento.
Los diversos elementos que le componen varían de un vino a otro, según los terrenos, los vidueños, la añada, la edad del embotellado, y, sobre todo, según los cuidados que ha recibido durante su crianza.
Vitaminas
El vino aporta al organismo todas las vitaminas contenidas en la uva:
La vitamina C cuya acción sobre el tonus general, la forma física, la resistencia a la fatiga y al frío, es bien conocida.
La vitamina P (C2) factor de ahorro de la vitamina C, que aumenta la resistencia y produce un efecto real sobre ciertos estados de astenia con hipotensión
La vitamina B2 (riboflavina) considerada de utilización nutritiva. Interviene en el metabolismo de los glúcidos, de los prótidos, de las vitaminas A, Bl y PP y de las hormonas corticosurrenalianas.
La vitamina B3 poderoso estimulante del funcionamiento de las células.
Las sales minerales y los oligoelementos
El organismo humano no puede vivir sin ellos. Azufre, cloro, sodio, potasio, magnesio, calcio, hierro, etc, son indispensables para nuestra existencia. Ahora bien, el organismo, no puede asimilarlos más que bajo forma de sales orgánicas es decir, combinados con sustancias del reino animal o del reino vegetal; es incapaz de asimilarlos, bien sea bajo una forma simple, o bajo forma de sales minerales (aparte algunas excepciones, como, por ejemplo la sal de cocina). En el vino las sales minerales se encuentran incorporadas precisamente bajo su forma asimilable. Si la carencia absoluta en sales minerales es rara, la carencia relativa de ellas es bastante frecuente y el vino es por lo tanto, una fuente no despreciable de estas preciosas sustancias.
Efectos bioquímicos del vino sobre el organismo
Aunque sólo fuera por el aporte de calorías, vitaminas, y sales minerales que el vino nos hace bajo una forma particularmente asimilable y agradable debemos considerarlo como uno de nuestros más preciosos elementos de nutrición.
A modo de resumen se puede decir:
En términos más científicos el vino posee ciertos componentes, que actúan sobre los lípidos plasmáticos (básicamente el colesterol, HDL), las plaquetas o la coagulación sanguínea en la protección cardiovascular.
El consumo moderado de vino y su efecto beneficioso en la salud es una frase posiblemente muy repetida, ya que está avalada por los múltiples estudios realizados por los más prestigiosos médicos y expertos nutricionistas internacionales. Se puede decir que el consumo moderado de vino ya no sólo es beneficioso para prevenir enfermedades de tipo coronario sino de tipo cancerígeno, diabetes o, incluso, de Alzheimer.
Lo más importante se centra en el consumo moderado de vino y una dieta equilibrada, sea en forma de vino tinto o blanco (30 gramos de alcohol por día o su equivalente habitual en volumen), es aconsejable siempre que no existan contradicciones de ningún tipo para ello.
Se insiste tomarlo con moderación y teniendo en cuenta la patología y /o indicaciones de su especialista o médico de familia o enfermera.
Serge Rénaud, gracias al estudio "La paradoxe française", en Francia, en el año 1992, puso de manifiesto, con ejemplos, como un país con riesgo cardiovascular similar al de otros países desarrollados tiene una incidencia de enfermedades cardiovasculares inferior a ellos.
De todos es sabido que,los taninos se relacionan, sobre todo, con el vino tinto. Están presentes en el hollejo de la uva y son los responsables de parte de los efectos beneficiosos para la salud de esta bebida. Hoy en día, se sabe que cuando se consume vino tinto de forma moderada, gracias a estas sustancias, se puede evitar la aparición de enfermedades cardiovasculares.
http://www.directoriodelvino.com/index.php/346/fivin-fundacion-para-la-investigacion-del-vino-y-nutricion/
http://www.infoaliment.com/notasprensa/5/50209_3.htm
Miren E. Palacios
Bilbao, 17 de Marzo del 2010
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